domingo, 2 de septiembre de 2012

Un verano de series

Acaba de empezar septiembre, un mes seriéfilo, con regresos y estrenos a tutiplén. Ya queda atrás un par de meses de descanso en los que he podido ver algunas series que tenía pendientes y añadir más obsesiones a mi lista personal. Un repaso a mi verano de series:

- Empecé la primera tanda de mis vacaciones de verano con la segunda temporada de Boardwalk Empire. La serie de los gángsters de Atlantic City en los años 20 sigue sin engancharme. Los últimos capítulos de la temporada, el último sobre todo, meten la quinta marcha, sí, pero hasta entonces nos tenemos que tragar unos cuantos capítulos de personajes turbios y de historias que no me llenan. Continúo pensando que es una serie que pretende ser más de lo que es. Seguiré con la tercera temporada por ser lo que es, pero es una clara candidata a quedar para un parón, o para el verano de 2013.


- Me habían recomendado vivamente Awake, uno de los estrenos que, tras su cancelación, no pasará de la primera temporada. Y sí, me gustó bastante. No es una serie fácil: se mueve en dos realidades en las que la vida transcurre de forma paralela pero con pequeños cambios. El detective Michael Britten irá investigando los casos que se le presentan en cada capítulo, además de tener como fondo la cuestión de su vida personal, cuál de esas vidas paralelas es la realidad y cuál es el sueño. En los primeros capítulos no te enganchas del todo, pero poco a poco vas entrando en ese mundo dividido y empatizando con el personaje de Jason Isaacs, el veradero motor y el alma de la serie. Una ficción recomendable que, desgraciadamente, quedará en el cajón del olvido y de las series incomprendidas rápidamente. Pero se puede ver como miniserie. Por mi parte, queda recomendada.


- El verano de 2012 ha sido el momento de mi reconciliación con The Walking Dead. Mi relación con los zombies ha sido bastante complicada: empecé muy enganchada tras el piloto. Me fui desenganchando poco a poco durante una lenta primera temporada y no me subí al tren de la segunda. Sin embargo, fui leyendo comentarios y las alabanzas en el tramo final me animaron a darle una segunda oportunidad. Quizá haya sido el hecho de haber visto la temporada en un par de semanas, pero me ha gustado bastante, incluso más que la primera. El tramo final deja con ganas de más, con momentos de emoción, de asco, de gritar a los protagonistas... Me apunto a la tercera temporada, a ver qué tal nos va.

- Este verano, y con bastantes años de retraso, he intimado con Jack Bauer. La primera temporada ha caído en pocas semanas y ha llenado el hueco las vacías noches de televisión en familia. Ante la sequía de series para ver con mis padres, y tras haber terminado Revenge y The Good Wife (en mi caso, por segunda vez), quise introducirles en el mundo de los Fisher y empezamos con A dos metros bajo tierra. Mi padre se dormía o se iba a otra parte, así que recurrí a un as que me guardaba en la manga: las ocho temporadas de 24. No han podido quejarse de falta de acción ni de pocos capítulos. Vamos por la segunda temporada, así que todavía tenemos Jack Bauer para hartarnos. Iremos poco a poco, y seguramente el próximo verano volvamos a recurrir a Jack para salvar las noches de verano. ¿Lo malo? Ahora veo spoilers de 24 por todas partes: antes estaban ahí pero no los entendía; ahora lo pillo todo. Maldita sea...


- Pero si he intimado con Jack Bauer, lo mío con Castle ha ido más allá todavía. No era gran seguidora de la serie hasta que empezaron a echarla a eso de las 12:30-13:00 en Factoría de Ficción. Mientras comía antes de ir al trabajo, veía Castle en pequeñas raciones (creo que nunca llegué a ver un capítulo entero hasta este verano). Luego la quitaron y eché taaaaanto de menos esos momentos... Entonces llegó el final de la cuarta temporada en Estados Unidos y todo el mundo a mi alrededor (blogs, Twitter...) hablaba sobre ello. Irremediablemente, terminé pinchando en el vídeo, claro. Para limpiar mi mala conciencia, me propuse ver en el verano la cuarta temporada entera para empezar la quinta a la misma velocidad que el resto de la gente. Ayer precisamente terminé la cuarta temporada. Así que otra para sumar a este año loco de series. Pero seguro que merecerá la pena el esfuerzo. Castle es mucho Castle.


- El canal ABC Family ha estrenado este verano en EE UU la primera temporada de Bunheads, la nueva serie de la creadora de Las chicas Gilmore. Con esa presentación, había que verla. Primera advertencia: no es Las chicas Gilmore. Era imposible. Pero sí tiene a veces algún destello, sobre todo en su protagonista, que puede recordar de lejos a nuestra gran Lorelai. La historia se centra en una corista de Las Vegas que, cosas de la vida, ve cómo en cuestión de horas su vida pasa a estar relacionada con un pueblo tranquilísimo, Paradise (nada que ver con Stars Hollow, ay), y tendrá que convivir con su suegra, quien, como debe ser, es la dueña de una academia de danza. La serie sigue más la vida de las alumnas de ballet que la de las adultas (los hombres brillan por su ausencia...), lo que le resta gracia al asunto. Para quien guste de inyectarse altas dosis de azúcar en vena y de historias ligeras, ahí tenéis. Yo seguiré con ella por venerar la memoria de las Gilmore y por su protagonista.


Este verano también vi la miniserie de la BBC sobre Grandes esperanzas (bien); lo intenté con The Hollow Crown, adaptaciones de Shakespeare (abandoné); he empezado Treme (estoy con ella ahora); he decidido retomar los últimos capítulos que me faltan de The Office (a ver si me animo un día de estos...); y he flipado en colores con Breaking Bad. Pero lo de Walter White, digo, Heisenberg ("say my name"), Jesse Pinkman, Mike y compañía ya da para otro post.