jueves, 24 de julio de 2008

Otra vez, de vacaciones

Pues sí, ahora toca descansar de verdad, no como en Nueva York. Mañana me voy a la playita, a Gandía. A ver qué tal, porque hace mil años que no voy de apartamento. Llevaba como 15 ó 16 años de mi vida yendo a un mismo camping en Oropesa del Mar. Hubo un descanso en medio en el que fuimos unos años a Asturias, también de camping, pero después volvimos a Oropesa.

Hasta que la fiebre inmobilística se apoderó de Oropesa y decidieron hacer una mega ciudad de vacaciones, Marina D'Or (grrr, cómo odio a sus creadores). Lo he visto crecer desde que no era más que dos edificios tristes. Ahora aquello parece... no sé, es un poco demasiado. De hecho, ya se están comiendo los campings, situados a unos dos kilómetros. Siempre nos decían que los campings no se tocarían, que era zona protegida, que estaban muy cerca del mar y no se puede construir... En fin, estaba claro que acabarían por comérselos: nadie quiere ir a su apartamento y que para llegar a la playa tenga que rodear un bonito y maravilloso camping. Por cierto, en otra ocasión hablaré sobre los campings, esos grandes desconocidos.

Empezaron por vender un camping, luego otro, luego desaparecieron los cines al aire libre de Oropesa (van a hacer unos Multicines en Marina D'Or)... El caso es que el año pasado vendieron nuestro camping, y con ello tuvimos que vender nuestra caravana. Y con ella, mis recuerdos de veranos de camping, parte de mi infancia, el lugar donde mi hermano dio sus primeros pasos... En fin, mil cosas.

Se me va a hacer raro ir a un piso de vacaciones, pero es lo que hay.

Así que me despido hasta el 4 de agosto, que volveré a dar caña. Bye

Último día en Nueva York



Por fin llegamos al último día, el martes.
No nos levantamos muy temprano, porque no nos quedaba mucho por hacer. Primero fuimos por la mañana a la Sony, porque queríamos ver el laboratorio, una historia que recomiendan también en las guías y que no habíamos logrado ver aún. Como a mi hermano le gustan estas cosas (es ingeniero técnico industrial), quería verlo, pero habíamos ido dos días y estaba cerrado siempre. Pensábamos que el martes abrirían, pero justo este martes ponía que estaba cerrado por reforma o algo así. Hale, así que nos volvimos sin verlo, para otra vez. Ah, y esa mañana, cuando íbamos a la Sony, en Times Square vimos, por fin, al Naked Cowboy. Estaba grabando alguna historia y no dejaban acercarse mucho, hicimos una foto desde lejos, por poder decir que lo vimos.
Y nos quedamos sin cosas para hacer. Nos fuimos a Bryant Park a sentarnos en sus sillitas, pero mi hermano estaba aburriéndose mucho, así que, repasando el mapa, vi que no habíamos llegado hasta Naciones Unidas, así que allá que nos fuimos dando un paseíto.

No es gran cosa, porque no entramos, claro, sólo vimos el edificio por fuera, pero bueno, a mi hermano le hizo ilusión, sobre todo por saber que el día había servido de algo. El resto del día lo pasamos paseando de un lado para otro, sentándonos en todas partes para descansar. Comimos nuestro último Pretzel Dog (como perritos calientes pero con pan de pretzel, super bueno, una mezcla entre bollo y perrito caliente muy buena). Y a las seis de la tarde pasaron a recogernos para ir al aeropuerto. Tardamos una hora en llegar, había mucha circulación.

En el aeropuerto nos tomamos nuestro último Sweet Tea en el McDonalds que hay en el JFK y hale, a esperar a que saliera el avión. Nos sentamos al lado del arco de seguridad para ver a los polis americanos y cómo hacen quitarse los zapatos a todo el mundo y cachean a algunos. Mola. Menos mal que no tuvimos ningún problema ninguna vez.

Y mil horas de viaje, de avión y de aeropuerto después, llegamos a Madrid el día siguiente a las 17,30 horas. El viaje fue bastante horrible, sobre todo por el avión nocturno (ya lo dije, no dormí nada, no había tele ni nada para entretenerse, hubo una hora de retraso, pero durante la cual estábamos en el avión... Un rollo todo).

Ahora todo son buenos recuerdos, realmente. Es un viaje para repetir y repetir y repetir. Nueva York no me decepcionó nada, y seguro que vuelvo, desde luego.
Espero que esto no se haya hecho muy largo, pero es que me servía también como diario, para recordarlo para la posteridad, y como terapia, para no deprimirme.

Gracias, New York, New York.

miércoles, 23 de julio de 2008

Séptimo día

Nos vamos acercando al final. Y eso también se notaba en nuestras piernas. Este día iba a ser, necesariamente, más descansado porque ya no podíamos con nuestras almas. Además, la mayoría de cosas que queríamos ver ya estaban vistas. Sólo quedaba terminar de visitar un poco la Quinta Avenida y pasear por Central Park a pie. Poco más.

En la Quinta entramos a algunas tiendas míticas (no porque fuéramos a comprar nada, claro) que nos faltaban por ver, como Nike (Niketown), Disney, Tiffany y la tienda de juguetes FAO Schwarz. Curiosa la visita a Tiffany, con gente muy maja, acostumbrada a ver a turistas con cámaras de fotos que sólo entran para decir luego que han entrado en Tiffany. En tiendas de juguetes me quedo con Toys'R Us, o como se escriba, la de Times Square, era la más espectacular y que más gustaba a los niños también.

El paseo por Central Park también estuvo bastante bien, me gustó más andar por el parque a pie que en bici, además se ven más cosas, más caminos escondidos (y eso que no nos perdimos adentramos demasiado, por si acaso, que estábamos muy cansados) y más estatuas y cosas típicas del parque. Lo único que, como era lunes por la mañana, la gente tiene la mala costumbre de trabajar, por lo que sólo estábamos poca gente paseando, y todos turistas.

El resto del día lo pasamos entre que si compramos y no compramos mi iPod nano, que si compramos tacitas para la familia, que si camisetas... Esas cosas tontas que hay que hacer. Y a eso de las siete nos fuimos hacia Bryant Park. Una de las guías que tuvimos en las excursiones nos recomendó ir a este parque, justo detrás de la Biblioteca (bastante cerca de nuestro hotel) el lunes por la tarde-noche, porque ponen en verano películas clásicas gratis, patrocinadas por HBO, que está ahí al lado, y se llena de gente para verlo. Aunque no fuéramos a ver la peli, nos recomendaba ver el ambiente.

Y claro, a mí si me juntan cine, cerca del hotel y en Nueva York, ahí tengo que estar. Ya a las siete de la tarde había muchísima gente que, con sus toallas, habían cogido sitio en la explanada de césped del parque. Otros estaban en las numerosas sillas y mesitas que hay alrededor, que se llenan para la ocasión. Todo muy bien organizado, con mucha vigilancia. Incluso daban palomitas a los que iban a ver la peli (demasiado saladas, por lo que tuvimos que desistir finalmente, pero nos hizo mucha ilusión). A las ocho y media, más o menos, fuimos a un McDonalds cercano a cenar y a las nueve menos diez, que era cuando iba a empezar la peli, volvimos al parque para ver empezar la peli. Ponen trailers de pelis antes y luego un corto de animación. Cuando empezó la peli nos fuimos, pero nos gustó mucho ver cómo se lo montan. Es lo que la guía llamaba "vivir Nueva York como un neoyorquino, no como un turista". Un ambiente muy bueno, realmente aconsejable.

Periodismo y Derechos Humanos

Me tenía que hacer eco de esto. Yo ya he me he unido. Los periodistas cada vez lo tenemos más difícil, pero al mismo tiempo tenemos que seguir creyendo que podemos mejorar el mundo. Si no, estamos perdidos.

Lee la información, lee el manifiesto, y apúntate (si eres periodista, claro, y si no, para que veas lo que se cuece en los medios, no todo es carroña y periodismo de las vísceras).

martes, 22 de julio de 2008

Sexto día

Ya queda menos, sólo tres días. Quiero terminar antes de irme otra vez de vacaciones este viernes, así que vamos a lo que vamos.

El domingo también fue muy intenso, de hecho terminamos mi hermano y yo con calambres en las piernas, unos dolores que no veas. Pero todo mereció la pena. Nos levantamos a eso de las 8 y media, compramos un café en el Starbucks de debajo del hotel y nos fuimos al metro, donde desayunamos a la vez que íbamos camino de Brooklyn. En la primera parada del metro en este barrio nos bajamos y nos dispusimos a cruzar el famoso puente de Brooklyn. Creo que hicimos lo mejor, cruzarlo en sentido Manhattan, porque si lo haces al contrario las vistas no son las mismas, tienes que estar todo el rato dándote la vuelta para ver Manhattan. Aunque estaba un poco nublado (eran las nueve y cuarto o así), las vistas eran fantásticas igualmente. Otro año hay que cruzarlo de noche, que nos lo recomendaron también, pero por esta vez de día estaba bien. Aunque era pronto, había bastante gente, sobre todo corriendo o en bici, y según te acercabas a Manhattan, cada vez más turistas.

Una vez en el otro lado del puente, que se me hizo más corto de lo que yo pensaba, fuimos a Canal Street, a la zona donde se unen Chinatown con Tribeca. Primero queríamos (bueno, quería yo) ver uno de los restaurantes de Robert de Niro en este barrio, pero llegamos al cruce donde debía estar y no estaba, así que nos dimos la vuelta y volvimos a Chinatown. Tribeca no tiene demasiado interés.

Chinatown es un barrio jaleoso, lleno de chinos (fíjate tú), muy caótico, todo lleno de tiendecitas de imitaciones, de bazares, de tiendas de comida... Una especie de Times Square sin glamour y lleno de chinos. No me apasionó, me perturban estos sitios. Andamos un poco por sus calles y luego nos fuimos a Little Italy, que está pegado a Chinatown.

Little Italy, mucho mejor. Sólo con entrar en su calle principal se respira otro ambiente, más relajado, más alegre, todo lleno de pizzerías, con las casas típicas de las pelis y series de mafiosos, bares donde capos de la mafia fueron asesinados... En fin, esto es otra cosa, me gusta. Los italianos, como se acercaba la hora de comer, se lanzaban a los turistas para proponerles comer una pizza en su restaurante (qué tíos, me encantan). Jeje, tenían todavía una banderita de "Forza Italia", de la Eurocopa, pobres...


El siguiente destino era el Soho, que también linda con Little Italy. Es una zona tranquila, con edificios muy cuidados, de colores y de hierro, que ahora alojan tiendas de lujo en su mayoría. El Soho es una zona muy apropiada para pasear, igual que el Village, que fue el siguiente barrio que visitamos, también pegado al anterior.

Greenwich Village es una zona residencial, tranquila, pero sólo por el día. Por la noche es la zona por donde los jóvenes neoyorquinos salen de marcha. Ha sido cuna de movimientos como el hippie o punk, y al atardecer se puede ver gente de toda clase, con todo tipo de ropas, sin que nadie llame la atención. Nosotros lo vimos al mediodía, así que nos perdimos todo esto. Pero nuestra ruta nos llevaba, pasando por otras callecitas, a la casa que sirvió de exteriores para la serie Friends. Estuvo bien, no sólo por ver la casa, sino por ver la calle donde está, con unos edificios muy chulos, y por ver las calles de los alrededores. Una zona muy recomendable, cara para vivir, muy cara, pero para visitar está muy bien.

Terminamos esta ruta por los barrios de Manhattan en la calle gay por excelencia en Nueva York. Banderitas multicolor por todas partes, gente de todo tipo... Un ambiente alegre y desenfadado, en la gente y en las tiendas. Os lo podéis imaginar.

Después de llamar a casa y seguir paseando por la zona del Village (los parques tienen todos mucha vida, hay partidos de baloncesto, gente tocando, jugando al ajedrez...), tomamos el metro de vuelta a casa, medio muertos. Después de descansar un poco salimos a dar nuestro paseo diario por Times Square y a la camita, que fue un día muy intenso, pero, como véis, muy interesante: puente de Brooklyn, Chinatown, Little Italy, Soho, Village... Muy bien.

lunes, 21 de julio de 2008

Quinto día


El sábado llegó el tour de contrastes de Nueva York. Nos recogieron en el bus prontito y nos dieron un paseo por zonas de New Jersey, el estadio de los Yankees, Bronx, Malva (una zona residencial de lujo) y terminamos en un museo que tiene una maqueta muy grande de Nueva York, un sitio que sólo ven los turistas en estas excursiones hoy en día y donde yo deduje que nos llevan sólo para ir a los servicios (fue en lo que más insistió la guía, que fuéramos al servicio antes de ver la maqueta).

El paseo en autobús por el Bronx es lo más destacable de todo esto. Fuimos por la zona de los graffitis, aunque ahora quedan pocos ya después de la super limpieza a la que el ex alcalde Giuliani sometió este barrio, con una ley férrea para luchar contra la alta criminalidad de la región. Me gustó especialmente la historia de Amadou Diallo, que yo conocía por la canción de Bruce "41 shoots". Por una serie de desgraciadas circunstancias, unos policías novatos (¿es esa una excusa?) le pegaron 41 tiros de los que 17 le dieron y mataron. Los policías fueron expulsados del cuerpo, pero siguen por ahí, en los bomberos y cosas así. En fin, siempre me ha dolido mucho esta historia. También nos contaron más historias sucedidas en esos tiempos de malotes por el Bronx. Ahora parece que no es lo mismo, aunque no sé yo, no me fiaría demasiado, lo mismo que en Harlem...

Y por la tarde, a eso de la una y media, después de comer, fuimos a ver si había entradas para algún musical en TKTS (donde venden entradas para ese mismo día a precio rebajado). Y, premio! Había para Chicago, lo que queríamos. Pero esto lo cuento con más detalle en el Blog De Cine, porque tiene reminiscencias fílmicas, como véis. Muy intersante y divertida la experiencia.

Más tarde tuvimos también tiempo para subir al mirador del Rockefeller, al Top of the Rock. Unas vistas muy chulas, aunque estuviera un poco nublado ese día. tiene tres pisos de mirador y se pueden hacer fotos muy chulas. Nos gustó mucho.

Ah, y creo que ese día fue cuando descubrimos la tienda de M&M en Times Square. Entramos después de ver Toys'r Us, también muy flipante, y no sólo para niños. Pero en M&M, eso de ver tantos juntos y la tentación de robar unos poquitos cada vez... Ufff.

Como véis, el sábado fue un día bastante intenso.

domingo, 20 de julio de 2008

El Apple de la Quinta Avenida

Vaya por delante que odio ir de tiendas. Sí, soy una mujer, pero me gusta el fútbol, no me maquillo, no me gusta llevar sortijas, anillos, colgantes, pulseras, pendientes..., y odio ir de tiendas, así soy yo.

Pero me quería comprar un MP3 o un iPod. El caso es que el segundo día miramos en J&R, y vimos un Creative Zen que estaba chulo, pero lo dejamos para ver más cosas. La siguiente tienda de referencia era Apple, para ver los iPod. Entramos en ese mundo bajo tierra que es la tienda de la Quinta Avenida, todo super blanquito, con un montón de cacharritos para poder probar, con más dependientes que clientes, y empieza a suceder.

Mientras que estamos mirando, sin más, todo va bien. Pero en el momento en que tengo que empezar a decidir si comprar algo o no... ahí viene el problema. Mi hermano insistía en que me comprara el iPod, que la resolución de la pantalla era mucho mejor, que estaba bien de precio, que me iba a arrepentir si no lo hacía. Y la verdad es que me gustaba lo de la ruedecita esa. Y dije, "vale, me lo compro". Guay, voy a un dependiente (después de elegir uno, que ya es una decisión), me dicen que los de los colores son sólo los nanos de 8 gigas, pero yo quiero el de 4, así que sólo lo hay plateado. Bueno, pues vale, plateado. Venga, ven conmigo, que voy a por él. Espero. Este es. Mmmm, vale. Y para cargarlo? Me da otra cajita (que no hacía falta, nos estábamos haciendo un lío, era para conectar a la red eléctrica, pero con lo del ordenador me vale). Y entonces empiezo a sumar y decido pensármelo mejor, sobre todo para terminar de ver las tiendas recomendadas (faltaba B&H).

Puf, veo que la historia así contada es muy larga. Resumo: fuimos a B&H, compramos un MP3 para una amiga de mi hermano, lo abrimos en el hotel para ver cómo era, comprobamos que el iPod mola mucho más, aunque sea más caro, y decido comprarme el iPod. Volvemos a Apple, voy a comprarlo y justo antes de pasar la tarjeta veo el precio y no era lo que yo pensaba (pensaba que costaba menos, me había hecho un lío después de ver tantos precios). Así que me piré otra vez (Diossss, la segunda vez que les dejé con el dichoso iPod en la mano), y fuimos a B&H (donde estaba más barato que en Apple) y ya me hice con mi Nano.

Ahora tiene mogollón de canciones de Bruce Springsteen y aún no sabemos cómo meter vídeos y meter fotos sin que se borre todo lo demás (jajaja, vale, suena raro, pero sí). Esa es mi historia en Apple: dos plantones, dos especie de bloqueos mentales y una sensación super rara. Mi hermano flipaba, dice que me quedaba medio paralizada simplemente con bajar las escaleras. No sé, cosas del inconsciente, debe ser. Pero bueno, la tienda mola, hay que verla, os lo aseguro.

De bajón

Igual es un poco tonto, pero bueno: estoy de bajón. Ayer por la noche me abordó esa sensación de que ya nada tiene sentido. Llevaba esperando el viaje a Nueva York años, y ya ha pasado. Llevaba siete maravillosos meses con dos entradas en el cajón de mi mesa para ver a mi Bruce, y ya ha sido el concierto. Ni siquiera se sabe a ciencia cierta si volverá (Dios, no digas eso). Encima, ayer mi hermano se fue para estar tres semanas de interrail por Europa.

Tengo la sensación esa de: ahora, cuál es la ilusión de mi vida? Vale, sé que se puede volver a Nueva York, y que lo haré, seguro. Sé que puedo vivir con la ilusión de seguir la pista a Bruce para ver si vuelve a España, pero nunca se sabe si podré tener la suerte de estas dos últimas veces y tener entrada para verle. Pero igualmente siento como que me he quedado vacía. Había puesto muchas, demasiadas, ilusiones en estos días de viaje y de concierto y ahora ha pasado todo, y después del super subidón que he vivido, ha venido el bajón.

Bueno, se pasará, seguro, siempre se pasa, pero nunca había vivido unos días tan intensos emocionalmente y que seguro que no olvidaré en toda mi vida. Esta tarde seguiré con el relato del viaje, que también me ayuda a recordar y a que quede por escrito para la posteridad, pero sólo quería expresar con palabras esto: estoy de bajón.

Ves? Ya ni siquiera tengo nada para llevar la cuenta atrás, aysss

sábado, 19 de julio de 2008

Cuarto día

Después del "subidón Bruce", seguimos con el relato del viaje a NYC. (Puf, Bruce, Bruce, Bruce, aún no se me quita de la cabeza...)

El viernes era 4 de julio, el día de la Independencia de los Estados Unidos. Es fiesta en el país, y como era viernes, este año ha sido una especie de puente (long weekend, como dicen ellos), así que se notó bastante la huída de los neoyorquinos fuera de la ciudad. Sin embargo, me decepcionó un poco. Yo esperaba algo así como desfiles con muchas banderitas americanas y mucho patriotismo. Y lo único que vi fue un par de frikis vestidos de Tío Sam y poco más. Además, estaban todas las tiendas de la Quinta cerradas (peor que si fuera domingo).

Por la mañana habíamos pensado ir a Central Park pensando que habría más ambiente por eso de la fiesta. Y bueno, comparado con el lunes, que volvimos al parque, sí que había más ambiente, pero tampoco para pasarse. Alquilamos un par de bicis para que nos diera tiempo a cubrir un poco más todo el área del parque, pero el problema es que las bicis no pueden entrar en muchos de los sitios más chulos, por eso decidimos volver más adelante. La verdad es que el precio me pareció un poco caro, aunque ahora no lo recuerdo exactamente. Pero bueno, es lo que tiene ir de guiri. Así que la mañana la gastamos en cansar otros músculos un poco diferentes a los que teníamos agotados y machacarnos el culo (yo llevaba así como tres años sin montar durante tanto tiempo en bici y ese tiempo, o más, sin hacer ejercicio...). Para terminar, un par de perritos y a otra cosa.

Seguimos con otra de las rutas que tenía preparada, que nos llevaba por parte de la Quinta y alrededores. Pero lo dicho, todo estaba cerrado. Pero da igual, todo merece la pena, ahora tengo más recuerdos de esos lugares, que es lo importante.

No recuerdo bien cómo terminó el día, imagino que correteando en alguna tienda de Times Square, que eran las que estaban abiertas. Y al final vi un poco de los fuegos artificiales que patrocina Macy's... en la tele del hotel. Qué tristeza. Pero es que para ver los fuegos había que irse a la orilla del río, ir con mucho tiempo de antelación y darte de codazos con la gente, además de que ese día llovía. Así que creo que hicimos lo mejor: irnos prontito a la cama y reponer fuerzas.

Ups, y este fue el día en que entré por primera vez en el maravilloso mundo de Apple. Bueno, lo dejo para otro post.

viernes, 18 de julio de 2008

Siempre, Bruce

Hoy no estoy para pensar en Nueva York, hoy sólo puedo pensar en Bruce, el gran Bruce Springsteen. Ayer fui al concierto en el Bernabéu, y simplemente fue brutal. Aquí narro más a fondo cómo fue el concierto, pero se puede añadir que el sonido era horrible, algo incomprensible y que sería imperdonable en otras circunstancias, pero es el Boss, y él lo puede solucionar todo.
Aunque insisto en que faltó Thunder road (y no soy la única que lo piensa), cantó Out in the street, Cadillac ranch y otras como Badlands y Born to run, que están entre mis elegidas, así que, una a cambio de otras.

Seguiremos con la crónica de Nueva York mañana. Hoy, sólo puedo pensar en Bruce, lo siento.

jueves, 17 de julio de 2008

Tercer día

Llegamos al jueves. Tocaba una vueltecita por la zona del Chrysler. Recorrimos diferentes calles y avenidas de Nueva York, vimos la Estación Grand Central, un lugar también muy chulo, tanto por dentro como por fuera. También entramos a la Biblioteca, aunque antes hicimios alguna foto al Chrysler desde la distancia.

En la Biblioteca estuvimos bastante tiempo, porque es el típico sitio en el que puedes descansar, estás fresquito (demasiado, diría yo), y pudimos ver gratis internet durante 45 minutos. Así que al final estuvimos dentro más de hora y media, entre una cosa y otra. Me gusta, sí, pero seguro que las mejores salas eran esas que no se podían visitar, aunque la tercera planta en general es bastante chula, donde están las salas de lectura.

Luego, por la tarde, como no sabíamos qué hacer hasta que llegara la hora del tour nocturno, nos fuimos un poco a la Quinta. Vimos el Rockefeller Center, un sitio que me gustó más de lo que pensaba que me gustaría, y que, como iba a ser 4 de julio, estaba lleno lleno de banderitas americanas. Habrá que volver en invierno para ver el árbol y la pista de patinaje. Entramos también en la catedral de Saint Patrick y nos hicimos fotos con el Atlas.

El tour nocturno fue lo que nos remató este día. A parte de que la mayor parte fue de día (grrrr, ya decía yo que eso de empezar a las seis no era normal), nos llevó por la zona donde viven los judíos. Se les ve que no les gusta que vayan autobuses turísticos por la zona (claro, saben que les hacemos fotos, a mí no me gustaría). Incluso vimos un momento de una boda casualmente.

El tour terminaba viendo el skyline de Nueva York desde Brooklyn (guau), pasando el puente de Manhattan a ritmo de Frank Sinatra (guau, guau), y con entradas para el Empire State por si querías subir. Y subimos esa misma noche. Aquí cuento lo que pasó, pero vamos, resumo: un poco paliza, llegamos arriba casi exhaustos, como si lo hubiéramos subido andando, pero el recuerdo de las vistas es genial. Luego como que nos medio perdimos volviendo al hotel, no encontrábamos nada para cenar (eran como las 12 de la noche...) y terminamos el día en el McDonalds de Times Square (bendita comida rápida) y a dormir.

HOY, CONCIERTO DE BRUCE!!!

miércoles, 16 de julio de 2008

Segundo día


El segundo día dio para descubrir muchas cosas. Vimos por primera vez la mayoría de los edificios y lugares emblemáticos de Nueva York (aunque, por ejemplo, pasamos por la Quinta al lado del Rockefeller Center, uno de los lugares que más me gustaron al final, a la par que Bryant Park, y ni nos dimos cuenta). Visitamos la Estatua de la Libertad y Elllis Island. Recorrimos buena parte del distrito financiero, con su Wall Street. Y vimos que el World Trade Center es una especie de solar en obras.

La verdad es que, aunque no se note demasiado, el ambiente cambia un poco al llegar allí. Yo sentí algo raro. Recordé aquel 11 de septiembre: estaba viendo Friends, precisamente, y en los anuncios, sobre las tres y diez de la tarde en España, me dio por cambiar y hacer zaping. Puse Antena 3. Y vi la imagen de las torres. Pensé: "eso es Nueva York, no?", y al poco fui a la cocina, donde estaban mis padres, para preguntarles si sabían qué pasaba. Dijeron que no se sabía, que un avión había chocado contra la torre. Yo flipé, pero seguí cambiando, y al poco vi en directo el segundo avión contra las torres. Vale, ya no es casualidad. Desde entonces me quedé enganchada a la tele, consciente de lo que eso significaba, y vi cómo terminaban por caer. Salí corriendo a decírselo a mi hermano ("no veas, se han caído las torres gemelas de Nueva York, qué fuerte", algo así). Ese año empezaba Periodismo, y analizamos sus consecuencias mil veces.

Estar en el mismo lugar donde todo eso ocurrió me hizo pensar en todo ello. Cruzamos al World Financial Center en una caminata por pasillos eternos que empezó a acabar con nuestras fuerzas para ese día, y desde la cristalera del Winter Garden vimos esta vista, la mejor de la Zona Cero.

El día acabó con un paseo y fotos por los juzgados, el ayuntamiento y el edificio de Hacienda. Y cerca del City Hall Park tomamos el metro hacia Times Square para cenar e irnos a dormir después del preceptivo paseo por las lucecitas neoyorquinas.

MAÑANA, EL CONCIERTO DE BRUCE SPRINGSTEEN!!

martes, 15 de julio de 2008

Tasas y olores

Dos cosas más para destacar del viaje (véis qué caos? Luego seguiré con lo de ir día a día).

Por una parte: definitivamente, odio eso de que los precios en los Estados Unidos no incluyan las tasas y odio también la "costumbre" esa de las propinas. Ves el precio de algo (que, por cierto, a mí siempre me parecía todo caro, porque no pensaba que eran dólares, sino euros, y luego al transformarlo ya me parecía todo super barato), y piensas, vale, lo compro. Preparas el dinero, rebuscas entre tus monedillas para ir soltando poco a poco el montón de chatarra que te van dando y que luego no te van a cambiar en España. Y cuando te dicen el precio, es un 8 por ciento más. Hale, no te sirve de nada haber preparado todo, terminas dando un billete y te terminan devolviendo otra vez mil céntimos sueltos. Grrrrr, menos mal que existía el Sweet Tea del McDonalds. Como costaba un dólar, ya sabíamos que era un dólar con ocho céntimos, y dábamos los céntimos sueltos. Así nos libramos de casi todos los que teníamos.

Otra cosa: los olores. La gente suele destacarlo en sus viajes a Nueva York. Hay sitios donde huele muy mal. Pero que muy mal. Una maravillosa mezcla entre basura acumulada, calor, humedad ambiental y excrementos varios de caballo (mira que odio esos bichos, pero esta vez no me dieron tanta alergia como en ocasiones anteriores). Mmmm, aún lo recuerdo y... En fin, quería hacer una foto a un lugar en Times Square que era el icono de esos olores, porque siempre apestaba, pero como el olor no se iba a ver, mejor olvidarse y ya está.

Como véis, esta ha sido otra sesión de los "odios" de Natalia, ese maravilloso e infinito mundo.

Por cierto, ¿os habéis dado cuenta de lo poquísimo que queda para el gran conciertazo del año? Puf, qué ganas que hay ya...

QUEDAN 2 DÍAS PARA EL CONCIERTO DE BRUCE SPRINGSTEEN

lunes, 14 de julio de 2008

Primer día

La verdad es que hay tanto que decir sobre Nueva York y sobre el viaje que siento como si las ideas se mezclaran todas en la cabeza y no me dejaran preparar conceptos para decirlos claramente aquí.

Igual lo mejor es ir comentando día a día. Ya dije que el primer día no dio tiempo a nada más que llegar, pasar por el aeropuerto, llegar al hotel, llamar a casa (y despertar a mis padres con la llamada, pero ellos lo quisieron), cenar un trozo de pizza y ver un poco Times Square.

El hotel, mmmm, bien. Era el Milford Plaza, con más de 1.500 habitaciones, en el cruce de la Octava con la calle 45. Es decir, si sales por la puerta que daba a la 45, en unos 100 metros estás en Times Square. Vamos, un lujazo, sobre todo si te gusta ver las lucecitas de este cruce todas las noches antes de irte a dormir. Sin embargo, la habitación era una mierda. Vale que sólo lo queríamos para dormir, y por eso era mejor que estuviera bien situado, pero la habitación era muy pequeña, lo mires por donde lo mires. Para ser habitación doble, parecía individual. Cama de matrimonio (menos mal que entre mi hermano y yo hay confianza), un baño ridículo, con una ducha que sólo dejaba darte vuelta y vuelta, un poco triste todo. Era mejor salir a la calle.

Eso sí, usábamos el aire acondicionado como frigorífico, lo que nos venía muy bien para el agua y la bebida, y había una máquina de bebidas en nuestro mismo pasillo con un precio bastante bueno (el agua más barata que vi en Nueva York). Todos los días, cuando llegábamos, la dábamos un abrazo (literalmente, había que vernos...) y sacábamos algo.

Por cierto, acabo de leer en un artículo de Elvira Lindo unas frases que describen a la perfección lo que sentí en Nueva York en cuanto a la velocidad a la que anda la gente por las calles: "[...] entraremos en la edad más despreciada de esta isla, la vejez. Al neoyorquino joven y en la cresta de sus ambiciones le gustaría eliminar de la acera todas aquellas franjas de edad que caminan lento; mandar los viejos a Florida, los tullidos a Harlem, los niños a los suburbios." Pues eso, No country for old men, como recordó mi hermano.

QUEDAN 3 DÍAS PARA EL CONCIERTO DE BRUCE SPRINGSTEEN

domingo, 13 de julio de 2008

El cielo neoyorkino

Lo primero, sé que es "neoyorquino" en español, pero me gusta más el carácter que le da la "ka", voy a saltarme las normas ortográficas del español, qué se le va a hacer.

Revisionando las fotos del viaje por enésima vez he visto que el cielo neoyorkino tiene algo que lo hace diferente. Será la silueta que dibujan los edificios, el hecho de que hayamos estado con el sol más radiante y con los nubarrones más oscuros, con niebla, sin ella, de día, de noche... Pero tiene algo siempre. Y si no, mirad estas fotos. El skyline de Nueva York es lo más increíble que hay, qué ciudad más fotogénica. Y eso que he llegado tarde a ver las dos super torres gemelas (malditos terroristas que me las rompieron...).

Alejándonos de Manhattan en el ferry hacia Liberty Island:


El puente de Brooklyn desde un autobús:
Manhattan desde New Jersey en un día bastante brumoso:
Paseando por el puente de Brooklyn hacia Manhattan a las nueve de la mañana:
QUEDAN 4 DÍAS PARA EL CONCIERTO DE BRUCE SPRINGSTEEN

sábado, 12 de julio de 2008

Times Square

Times Square es flipante, no hay otra palabra. Es un total caos de gente, todo turistas, con sus cámaras de un lado para otro, los hombres que anuncian "a comedy show" o tours turísticos, las super tiendas, los anuncios tamaño XXL, su "naked cowboy" (lo vimos el último día por los pelos, y estaba grabando algo)... La primera vez que lo ves, ni te lo puedes creer. Estábamos muertos de sueño y de cansancio, pero enseguida nos recuperamos (mi hermano más que yo) y nos liamos a hacer fotos. todos los días hay gente que lo ve por primera vez y ves sus caras de asombro y de emoción.
Volví a fotografiar el lugar en otras cuatro ocasiones, creo. Por si acaso me dejaba algún rinconcito sin plasmar. Estas son algunas:

viernes, 11 de julio de 2008

Odio la comida de los aviones

Viajé con KLM. Nunca había hecho un viaje tan largo, lo más lejos que había ido en avión era a Italia (ida a Milán y regreso desde Roma) hace siete años, y tampoco había tenido que tomar más de un avión, vamos, hacer escala. Esto no supuso ningún problema, porque teníamos tiempo de sobra entre un avión y el otro al ir y al volver, pero es un rollo, eso sí es verdad.

Tampoco tuvimos problemas con la maleta (sólo facturamos una, y otra de equipaje de mano), ni a la llegada allí hubo ningún problema con inmigración (un poli todo majete que no nos tuvo ni cinco minutos a los dos en su mostrador).

Pero la comida del avión es vomitiva, directamente. ¿Para qué te dan a elegir pollo o ternera si el pollo es una especie de puré asqueroso y la ternera es todo arroz? Comí pan con mantequilla y el postre, que era un pequeño trocito de tarta de manzana. Menos mal que luego daban más cosillas, galletas, bollitos y cosas así. Pero aun así, asqueroso. Además, hay una regla en mis viajes en avión: cuando sirvan la comida, habrá turbulencias. No falla. Lo cual hace aún más divertido todo.

Por lo demás, a la ida guay porque teníamos pantallas en cada asiento con un montón de pelis y series para elegir (vi The kite runner, capis de los Simpson y de Friends, todo en inglés, porque la versión doblada en español neutro no la soporto, y abandoné Pozos de ambición porque en la primera media hora casi me duermo). Pero a la vuelta, como era un vuelo nocturno, no había tele ni nada. Sólo unas pequeñas pantallas cada mil asientos donde ponían tonterías varias. Y todas las luces apagadas, a mí que me cuesta dormir en una cama, como para dormir en pleno vuelo... Nunca más vuelos nocturnos. (Ya vendrá la parte buena, ya)

QUEDAN 5 DÍAS PARA EL CONCIERTO DE BRUCE SPRINGSTEEN

De vuelta


Ya he vuelto de mi viaje por Nueva York. Es un sitio increíble. Yo llevaba unas expectativas muy altas ("es difícil poner más ganas que tú en este viaje", me dijo mi hermano). Era eso que decías siempre cuando te preguntaban qué es lo que tienes que hacer antes de morir: ir a Nueva York.

Y no ha defraudado. Quizá ha sido también por la compañía, mi hermano, con el que estoy en la misma onda del todo y nos entendemos a la perfección, lo que facilita mucho las cosas en estos casos. Nos hemos dado una paliza tremenda, eso sí, pero lo hemos visto todo, o casi. Si dejamos a parte museos (eso para otra ocasión, aunque antes tendré que ver los de Madrid, que me pilla más cerca), Harlem y sus misas gospel y poco más, lo demás está visto, aunque por encima, claro, no da tiempo a más en una semana. Hay que volver, hay que dejar algo.

En estos días he comprendido varias cosas:
  • Hay dos tipos de neoyorkinos: los que son excéntricos y los que, directamente, están locos.
  • En Nueva York no saben pasear, van corriendo a todas partes.
  • Mi inglés es una mierda, mejor el español.
  • Manhattan es quizá el lugar más seguro en el que he estado hasta ahora: hay polis en cada esquina.
  • No saben conducir y los semáforos están mal regulados: cuando se pone en verde para los peatones, los coches pasan en paralelo a ti, pero también pueden girar hacia donde estás, así que o te apartas o te pillan, no paran.
  • Me encanta Little Italy (aunque es super pequeña), el Soho y el Village, y no tanto Chinatown (mucho caos, como en Times Square, pero sin su glamour y neones).
  • El agua es el oro transparente en Nueva York: es más barato un té helado en el McDonalds de medio litro que 200 centilitros de agua.
  • No tengo criterio para parar de hacer fotos (he pasado de las 500).
Hay muchas cosas que me han llamado la atención y me gustaría comentar. Seguiré desgranándolo todo poco a poco. Por cierto, paralelamente voy a ir comentando más cosillas en el Blog De Cine de La Comunidad de El País, por si queréis tener una visión más amplia de mis sensaciones allá.

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